sábado, 27 de junio de 2009

Esencial

El sempiterno de la pureza, de lo esencial,
de lo inevitablemente sublime.
Acaso la circunstancia no es el reflejo de nuestros miedos,
impurezas de cristal aisladas en la mente;
Le escupiré a la maldita esfinge si su angustia perdura mil años más;
Los calabozos de la vida mortificaran la calma, la redención colectiva;
esa ingastable soledad compartida, esa nausea de la reflexión.
Del temor a la distancia, engañarse en un mar de lágrimas,
para sentirse libre entre mordazas,
¿Dónde? La absurda necedad del silencio se pierde entre gritos;
Mentiras de jabón envueltas en palabras,
silencio, calla, muere y tu soledad será compartida,
Serán trozos de existencia masacrando la belleza y purificando la brutalidad;
El elicsir de la contradicción, del fracaso hecho metáfora,
del silencio desangrando sueños mientras apedrea el Olimpo;
El fénix de la locura se oculta en la mirada, en la perdición de una duda,
en las babas de Cristo y su orgia de pecados a peso,
o a centavos si esta en barata.
La sombra del espíritu no rebosa el bullicio de la muerte,
de caminar vendado entre los zombis de la sonrisa,
los hijos de la felicidad;

… y así se preguntan para qué continuar, tal vez,
Para entender el crepúsculo y no consumirse en el amanecer…

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