En silencio cae la realidad,
el dolor de la in-humanidad me corroe los huesos,
el tuétano de la sacralidad se desvanece en el odio compartido;
Ahora el néctar de la vida se hace sangre,
mientras traspiramos en ultimo sorbo de sufrimiento distante en la banalidad de un verso;
Ecos de solidaridad se hacen agua en medio de la noche,
Aroma etílico que retumba los discursos de las palabras muertas en la compasión efímera,
de lagrimas de cristal rotas en una mirada superflua al vacio;
La compasión se hace amarga en el pensamiento olvidado,
preferimos silenciar la realidad y obtener inmunidad ante el dolor ajeno,
nos cubrimos de una consternación tan pasajera,
que se evapora como el tiempo inerte en nuestras manos.
Cerramos los ojos ante un nuevo día,
caminamos entre sombras de indiferencia y superficialidad rentada;
simulamos existir en la profundidad de los sueños,
para ocultarnos de un mundo tan sublime y vivo,
en el que nos perdemos,
al que a veces parecemos sucumbir sin entregar nada mas... que el mismo miedo…

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Bueno eso es generalizar mucho, yo nunca estoy en huelga de compasión, quizá la mía hacia los demás sea excesiva llegando a ser empatía.
ResponderEliminarPero muy buen escrito que no deja de ser una realidad.
Un beso
Que texto intenso... cuanta realidad hay en el.
ResponderEliminarMe ha encantado visitarte y leerte un gran descubrimiento...
ResponderEliminarbesotes de esta peke.
pd. te espero por mi rincon con tu taza de cafe, siempre que quieras....
No creo que se pueda añadir algo a algo tan redondo... ¡bueno, sí! que ojalá tuviera tu técnica de escritura ;-)
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